miércoles, 15 de abril de 2009

... A QUIEN ME QUIERA ENTENDER ...

... Tempo. Mi espacio. Un período perdido tal vez encontrado, con pausas ligeras y silencios rotos. Me busqué cuando tuve un hueco en mi memoria y alguien un día, me llevó con sus palabras a una verdad única, la verdad de las medias mentiras. Un lugar vacío, lleno de miedo, un terreno inhóspito. Me perdí en él porque quise desaparecer, quise tragarme las ganas de llorar por los rincones, me inventé estados de ánimo, deshice montañas de ilusiones y todo por un camino, por unas pequeñas pero grandes luchas particulares, que en su día me hicieron mucho daño, pero que a la larga he agradecido y a día de hoy me sigo sintiendo premiada.
Ahora, en esta época escribana vivo con lo que sé, con lo que nadie me contó y aprendí. Todavía me doy cuenta del silencio de las personas cercanas, de la lealtad de su mirada, del por qué se aferraron a lo que querían sin miedo a perderlo todo, lo que tantos años de esperanza les había costado.
Uno vive por y para sus ilusiones, hay quien decide no moverse durante su vida, yo llevo tiempo reclamando una libertad de explicaciones, le he pedido un préstamo a la historia de mi pasado, he pegado fotos en el conocimiento del álbum de mi memoria y creo que ha llegado el momento, de que me siente a observar como transcurre mi vida a partir de hoy mismo. Pienso que puedo permitirme el lujo de tirarme al vacío de las locuras del tiempo, siento que sé quien soy por primera vez en mi vida y solo tengo miedo de cruzarme en mi camino, con la soledad de unos cuantos años confusos, con gente que me regale palabras que no quiero oir, con abrazos permanentes que difuminan el cariño que se dá sin apego. Sé que la línea que he elegido seguir, quedará gravada con mis huellas, demasiado marcadas, profundas donde más duele, en el punto céntrico de un asfalto inacabado. A veces me sobran los zapatos porque todavía me queda mucho por recorrer, se me cansan las ganas por saber de tí, por amoldar tu rostro al mio, por saber que has hecho, que haces y por qué lo has hecho. Me quiero olvidar de pensar por qué un día me abandonaste, nos abandonaste, porque somos dos, como las dos mitades del mundo, el tuyo, que quisiste romper para no entender la existencia de nada y tampoco sé si me quiero preguntar donde has estado, si nos has buscado, yo que sé. Te he perdido la pista desde que he nacido y me he quedado sola, en el retiro que se siente, que nace con uno; pero quiero que entiendas que es una soledad de interiores no permanente, que se pasará, que ya se ha pasado gran parte gracias al cariño y al amor verdadero de mi familia, que tanto a mi hermano como a mí nos quieren con locura, ese capricho fraternal que alguien inventó un día y lo moldeó a su parecer, poniéndolo al cargo de dos personas que se hacen llamar desde antaño "papá" y "mamá", en mi caso "Juan" y "Elisa". Mis padres, mis verdaderos padres.
Hoy, te los presento.