martes, 17 de diciembre de 2013

... SENTIDOS ...


  ... Danzas despacio por encima de los libros y revientan las solapas. Solsticio de otoño; del mio, dentro de un mes que acumula sonrisas y alguna que otra lágrima. La calma se hace enorme cuando encuentras un momento para dejar de equivocarte, y todo se repite con insistencia natural. Creo que me falta tiempo para esparcirlo despacio y regalárselo a mi alma, que últimamente grita en silencio. Más tarde aparecen unos cuantos recuerdos en la memoria. Dejo que se amontonen en mi cabeza, que se explayan, que se pierdan en caminos sin regreso, que fluyan y desemboquen en algún momento exacto. No sé si busco el instante perfecto; tampoco sé muy bien que quiero encontrar. Quién sabe, y qué importancia tiene.
    Ahora, al cerrar los ojos, me imagino la piel del melocotón, tan áspera y agridulce y con ella revolotean montones de cosas a mi alrededor. De nuevo, para apelmazar el golpe de lo que no soporta nuestro corazón; una tarta de fresas, unas velas, el viento y sonrisas que evocan eternidad. Más tarde, nuestros pies empujados por la inercia siguen caminando, y sin más, nos dirigimos como un ejército de hormigas hacia un destino ya escrito quizás, o todavía sin acabar.
    Lo cierto es que a veces sucede; que el pasado y el presente nos regalan un guiño. Puede que de agradecimento, o simplemente para indicarnos senderos con atajos, solo por el hecho de vivir.
    Se acerca la navidad, época de deseos, regalos y de un montón de ilusiones. Mi árbol ya está montado, no tan pronto como hubiese querido, pero las prisas, como bien sabemos, no son buenas consejeras. Este año la nieve es dorada y roja, todavía no sé por qué; pero me gusta, con un raudal de siluetas a su alrededor. Y si tuviese que pedir un deseo... Que mi alegría fuese incandescente... *FELIZ NAVIDAD*
   

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